En el transcurso de nuestra vida como docentes, hemos transitado distintas aulas tanto en el rol de profesor de como alumno.
En más de una ocasión, hemos detectado aciertos y equivocaciones tanto en nuestros colegas docentes que ejercen a nuestro lado, como en aquellos que por circunstancias de la vida fueron o son nuestros tutores en cursos de perfeccionamiento.
Somos humanos, sí, y por eso, tenemos valores... que pueden llegar a ser diferentes, según nuestra trayectoria vital y profesional.
Lo verdaderamente bueno es tener el valor de seguir aprendiendo de nuestros aciertos y cuanto mejor, de nuestros errores. Porque indudablemente, si tenemos la humildad y el valor de seguir aprendiendo, podremos hacer de nuestro lugar de trabajo, el aula y la escuela, un lugar donde sea agradable y rico compartir conocimientos, y principalmente, enriquecernos como personas.
miércoles, 16 de marzo de 2011
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